Deforestación, contaminación, superpoblación… Día a día reducimos la capacidad de regeneración del planeta.
Vivimos sobre un ecosistema gigante del que somos partícipes y del que lamentablemente no somos conscientes. Hemos extendido carreteras, arrasado terrenos y jugado con la flora y fauna local a nuestro antojo durante cientos de años. Desde la Revolución Industrial la interacción (generalmente agresiva) del ser humano con el medio ambiente se ha disparado, y el concepto de “huella ecológica” ha aparecido como algo habitual en nuestras vidas. Sabemos que nuestras acciones tienen una consecuencia sobre el medio, pero, ¿sabemos realmente cuál es esa consecuencia?
Cada acto que realizamos, desde ir a trabajar en nuestro coche nuevo (¿sabemos de dónde proceden todos esos materiales?) a nuestra compra en el supermercado (¿fueron las materias primas obtenidas de forma ética con el medio?) dejará una pequeña huella en el planeta.
Obviamente, la solución no es volver a las cuevas, como muchos extremistas apuntan como crítica ante los activistas medioambientales. Parte de la solución es conocer que consecuencias tienen nuestros actos, y evaluarlas. Porque igual que en nuestra mano está el perjudicar el medio, también lo está el colaborar con él, mantenerlo y mejorarlo.
La idea de “vida sostenible” no es utópica, está a nuestro alcance, y con un poco de conocimiento podemos acercarnos mucho a ella. Un mundo sostenible es posible, y queremos compartir dicha idea contigo.